Mónica Mûre

El término Hermenéia nace en Grecia para definir “el arte de la comprensión”, significa que alguna cosa se vuelve comprensible o se lleva a la comprensión. Con este proyecto pretendo expresar mi opinión, mi punto de vista ante la cosificación de la mujer, a través de la mitología.

En Grecia, la palabra religión no existía y lo esencial respecto a las creencias, valores, etc se estructuró alrededor de la organización política y social creada, la polis, una sociedad democrática, pero patriarcal.

En el mundo grecorromano hay centenares de referencias a cómo las mujeres debían estar sometidas porque eran inferiores, seres pasionales, peligrosos y traicioneros, sin derechos ni opinión, que necesitaban primero de un padre, y luego de un marido, es decir, un hombre para civilizarse. Poder y masculinidad iban unidos. Su identidad era la dominación; perderla significaba perder la masculinidad. ¿Y cómo evidenciar esto? Con los mitos…

Los mitos revelaban la creación del universo, de los dioses, de los hombres y el origen de ciertos conceptos como verdades fundamentales. Eran protagonizados por dioses, antropomorfos, seres perfectos y bellos, que representaban el tiempo, el poder, la justicia, la guerra, el conocimiento, la muerte, el mal, etc. Las diosas, no tan perfectas, representadas vírgenes, simbolizaban el matrimonio, la fertilidad, el amor, la memoria, la
victoria, la naturaleza, etc.

Los mitos dependen de la memoria y de la transmisión. Contienen pensamientos, reflexiones, imágenes, preceptos morales. Tratan de explicar aspectos de la existencia humana. Tratan de responder a las preguntas básicas de quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos. Antiguamente orales, luego escritos, ahora visuales.

Nuestra sociedad actual es una sociedad individual, ha dejado de lado la memoria, no ha sabido transmitir ciertos valores, pero mantiene vivo el pensamiento poder=masculinidad.

Valiéndome de un soporte arquitectónico griego reconocido por todos, la columna, separo físicamente a las diosas y dioses representados, al igual que la sociedad separa a mujeres y hombres.

Utilizo la fotografía de bodegón como herramienta expresiva. Las diosas, mujeres, aparecen muertas, deshumanizadas, como si fueran parte de un cuadro, expuestas para uso y disfrute de la mirada masculina, a modo de objeto encontrado. Los dioses, sin embargo, son objetos colocados en un espacio artificial determinado, representando las acciones que empoderan a los hombres.