Elena Petricor

Al finales de julio de 1993, hubo un evento que tuvo una gran influencia en mi vida y que cambio mi visión sobre mí misma. Estuvimos viendo un vídeo grabado en el cumpleaños de mi mejor amiga cuando vi por primera vez a mi misma. Me horrorizó lo que vi, la energía adolescente dirigida a la autodestrucción. Recuerdo como me estaba arreglando, mi vestido, el peinado, los zapatos, en aquel momento me gustaba todo. Yo me gustaba. Los padres de mi amiga grabaron la fiesta en una nueva cámara, una rareza para aquella época, y al día siguiente nos volvimos a juntar para ver el video.

Me quedé mirando la cuadrada pantalla del televisor como si fuera revelación, viendo cada movimiento, gesto de la alta y encorvada, enrojecida de tanto correr y jugar niña de doce años, la que todo lo hacía feo. Era fea cuando se reía, cuando estaba sentada, cuando comía, agitaba los brazos enderezando el vestido. Y esta niña era yo. Sorprendentemente, nadie se levantó de un salto diciendo algo así como: “Dios, que mal sales!”. No, nadie se sorprendió. Entonces me di cuenta que lo que veo en el espejo todos los días, sólo lo veo yo. Y todos mis sueños adolescentes de amor, respeto y consideración, nunca se cumplirán. NUNCA. Porque es imposible querer a alguien como yo. Todos tenemos ganas de amor y atención. Y eso nos afecta constantemente. El amor está en la vanguardia de nuestras acciones, incluso si en la mente todo es diferente. El amor universal – ésta es la razón por la que usted compró los pantalones vaqueros nuevos la semana pasada, fue a la peluquería, publica las fotos en instagram … Esta es la razón de nuestros miedos e inseguridades.

A falta de ello, a menudo nos consolamos con la idea de que nadie sabe, ni ve, ni entiende como somos en realidad, por eso nosotros publicamos las mejores fotos en internet y hacemos selfy delante del espejo. Nosotros mismos nos subimos a nivel en el cual queremos que nos vea la gente y que nos admiren.

¿Habéis parado a pensar como os ve el mundo y lo que realmente sois?¿ Si os grabara una cámara oculta las 24 horas del día, sería exactamente lo mismos que publicamos en Internet?. No. Suspirando, yo diría que por desgracia, somos exactamente lo que parecemos, y qué es exactamente lo que ven. No me gusta ser fotografiada, piensa , seguro que entre tus amigos encontrarás a alguien como yo. ¿Y sabes por qué? Ellos también tienen ganas de verse a sí mismos. Ese regimiento, que proporciona los medios del mundo en la que se suponía que íbamos a caer en el amor, no se acercó, obligando a la búsqueda de otras formas.

Mi trabajo “yo Alrededor” es un intento de reflexionar sobre todo lo anterior.

Cada fotografía es una historia aparte de la gente que conozco. Elegí un formato de obras pequeño, con el fin de ayudar al espectador mirar, ver y discernir. Puse una silla enfrente de cada obra, porque quiero que esta conversación, qué haya entre el espectador y la fotografía sea sedentaria.

Colgué un espejo con el fin de que el público tenga la oportunidad de mirarse al espejo y pensar en cómo lo ven y como son realmente.